Teniendo en cuenta que somos seres multidimensionales, viviendo una experiencia terrenal. Reconociendo que en este camino del 3D, tenemos carencias, traumas y heridas que sanar, pues para eso estamos aquí experimentando esta densidad. Sabiendo que uno se completa a sí mismo, pero en el proceso de conseguirlo, seguimos siendo humanos con necesidades. Hoy quiero hablar de la importancia de tener a tu lado un compañero de viaje que te empodere, que te sume, que te aliente, que refuerce tus dones, acune tus sombras, sin cansancio ni juicios. Que te VEA.
Y es que, desde nuestro humano en la tierra, en lo más profundo de nuestro ser, en un rincón sagrado del corazón, anhelamos tener ese tipo de relación. Alguien que nos motive a ser mejores personas, que nos impulse a alcanzar nuestras metas y que nos apoye en nuestro crecimiento personal.
Encontrar una pareja que nos empodere, ayuda en el proceso de creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades. Nos brinda el apoyo emocional necesario para enfrentar los desafíos y superar los obstáculos que se presentan en el camino.
Una pareja empoderadora nos alienta a explorar nuestro potencial y a seguir nuestros sueños. Nos motiva a salir de nuestra zona de confort, a enfrentar nuestros miedos y a crecer como individuos. Nos inspira a ser valientes, a tomar decisiones que nos acerquen a nuestra realización personal y a vivir una vida plena y auténtica.
La importancia de tener una pareja que nos empodere radica en el hecho de que nos permite ser. Nos da el espacio para expresar nuestras ideas, emociones y necesidades sin temor al juicio o la crítica. Nos ayuda a descubrir y desarrollar nuestro potencial único, a encontrar nuestro propósito y a vivir una vida con significado.
Una relación de empoderamiento se basa en el respeto mutuo, la comunicación abierta y la colaboración. Es una relación en la que ambos miembros se apoyan y se alientan mutuamente. Se reconocen y valoran los logros y fortalezas de cada uno, y se brinda apoyo en los momentos de dificultad.
Cuando encontramos a alguien que nos empodera, se crea un vínculo especial de confianza y conexión profunda. Nos sentimos amados y valorados en nuestra totalidad, con nuestras virtudes y nuestras imperfecciones. Nos convertimos en un equipo, enfrentando juntos los desafíos de la vida y celebrando los éxitos.
Es un regalo invaluable que nos permite vivir una vida más plena y significativa mientras seguimos en camino de amarnos y reconocernos en la divinidad que somos.
